Ángel Martín, "Martiño" - Ángel Belloso

 

Martín Ángel, “Martiño”

Notas sobre su vida

Ángel Belloso Pena-IEME*

 

 Publicado en el número 293 de la revista Misiones Extranjeras,

correspondiente a abril-junio de este año

 

Hace seis años que nos dejó el amigo “Martiño”. Cada vez que el tiempo pasa, vamos descubriendo el significado y grandeza de una vida sencilla y entregada plenamente al servicio del reino en estas tierras brasileñas. Martiño vivió una vida dedicada a la misión.

Su estancia en Brasil a lo largo de 27 años, vivida al lado del pueblo sufrido en las periferia de São Paulo e Santo André, se resume en estas palabras escritas por él: “Creo que el nuevo campo, el nuevo mundo, el nuevo hogar me hicieron más sensible al dolor, al sufrimiento, más radical en el pensamiento y más comprometido con el Evangelio”.

Desde que llegó a estas tierras en el año 1987, se apasionó con este pueblo, con su modo de ser especialmente, encontró un pueblo acogedor, alegre y soñador.  Un día, don Claudio Humes me confesó: “Martiño se ha identificado con nuestro pueblo”. La gente que lo conoció y todos los que convivimos con él sentimos esa palabra tan especial en estas tierras de “saudade”. Una persona que lo conoció dejó escritas estas palabras: “Cuando llegó a Brasil quiso  ser uno de los nuestros, siempre atento a la necesidades de la gente… próximo a ellos con su estilo sencillo, su sonrisa permanente, amigo, cautivaba a las personas”

Quien conoció de cerca a “Martiño” sabe que reunía varias facetas personales. “Martiño”, además  de ser sacerdote pastor entregado totalmente a esta causa, era poeta, deportista.  Todos los años corría en la ciudad de São Paulo en el maratón de la san Silvestre. Últimamente, debido a los consejos médicos había decidido llevar una vida más  comedida en este sentido.

Lo que llama la atención de su vida era esa pasión por la misión. Un día nos dijo: “me voy a España, tengo que cuidar de mis padres, ancianos y achacosos, no sé cuándo volveré, pero cuando lo haga me gustaría trabajar en tierras amazónicas en donde veo más urgente la presencia de misioneros”. Desgraciadamente, este proyecto no se realizó, después de un tiempo en Burgos cuidando de sus papás y haciendo trabajos en la diócesis de Burgos (Delegación de Misiones), en un día 17 de julio del caluroso verano de  Burgos, se encontró silenciosamente con la hermana muerte debido a problemas cardiacos.   El “gusano” de la misión lo tenía siempre dentro... 

Con él era fácil trabajar en las Parroquias en las que por suerte coincidimos, tanto en Mauá como en san Andrés. Toda la labor la hacíamos juntos, compartíamos la oración, los planos, los proyectos. Sabía escuchar a la gente, tenía las cualidades de unir las diferentes opiniones y darles la oportunidad de expresarse.

Tenía una gran capacidad de organización pastoral, disponible con todos, especialmente con los más pobres y necesitados, haciendo las visitas en las casas, a los enfermos y en el acompañamiento personalizado de las personas. Pasaba mucho tiempo oyendo y escuchando a personas con depresión, cercanas al suicidio y a otras carencias materiales, su vida hablaba por sí misma. Tan pronto se le veía trabajando en el terreno que habíamos adquirido en la favela con vistas a la construcción de un centro comunitario, ya que no tenía pereza para el trabajo material, como en las reuniones que hacía en las noches con las comunidades. Recuerdo un detalle de su vida, fue así: en una favela los habitantes fueron desahuciados. Entonces llegó la policía, los perros, y la gente no tenía donde ir, y, a pesar de la oposición del consejo parroquial, abrió el salón para la gente junto con sus colchones y cosas que llevaban. Fueron momentos duros en los cuales “Martiño” supo estar a la altura de su misión sacerdotal.

Por las diferentes parroquias en donde pasó dejó huellas… la gente, después de los años le recuerda con cariño, él creó líderes auténticos y actuantes en las comunidades,  con conciencia social y transformadora, algunos de ellos participaron directamente en la política municipal de Mauá.

Una de las tareas en las cuales Martiño se comprometió con empeño fue en el CESEP, (Centro Ecuménico al Servicio de la Evangelización Popular) fundado por Padre Oscar Beozzo y que tanto bien ha hecho en los 30 años de existencia en São Paulo y ahora en otros estados de Brasil. Por su Curso de Verano, realizado en tiempo de vacaciones, han pasado muchos líderes pastorales de todos los estados brasileños. La presencia de Martiño en el mismo fue tan reconocida que el propio director-fundador le invitó a asumir con él la dirección del mismo.

Termino con otra poesía escrita por él:

 

“Caminar descalzo, sin muchas cosas,

sin medios que nos separan

y nos alejan del pueblo,

de los pobres, de los pequeños.

Así directamente, el pie con la arena,

el corazón con el pueblo,

el profeta con el Reino...

Sí, caminar descalzo es

ser profeta del pueblo”.

 

Descansa en paz Martiño

 

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*Sacerdote de la archidiócesis de Barcelona. Trabaja en Brasil desde 1971.

 

 

 

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