Alexandre Alapont, misionero del IEME en Zimbabue
Alexandre Alapont, misionero del IEME
en Zimbabue durante 51 años
Alexandre Alapont, a la
derecha, con algunos miembros del
“Grup de Solidaritat amb el Tercer Món”, de Càrcer, Valencia.
A Alexandre Alapont lo conocí
en uno de mis viajes a Valencia, cuando estuvimos ayudando a Carlos Pinazo, ya
fallecido, a superar una profunda depresión que estaba pasando a principios de los
2000. Fue una ocasión para contactar con varios compañeros de aquella Comunidad
Valenciana: Pepe Lull, José Antonio López Tomás, Alexandre Alapont y al mismo
Carlos Pinazo, entre otros.
Alapont estaba hospedado en la
casa sacerdotal San Luis Bertrán y comentaba a Lucía, mi mujer: “Lucía, me da
la impresión de que estoy hospedado en un hotel de 5 estrellas, después de
dormir durante 50 años en el suelo de una choza africana”.
Hombre sencillo, solidario,
los africanos que residen en Valencia le tienen por su patrón, a todos ayuda,
por todos se desvive, tiene una conversación culta, amena. A mí me presentaba a
sus compañeros sacerdotes diciendo: “En Angel es un bon cristiá”.
Alexandre Alapont tradujo la Biblia al nambya, idioma
de una tribu africana cercana a las cataratas del rio Zambeze (Victoria Falls),
en Zimbabwe (antigua Rodeshia). Lo hizo a partir de una buena versión
inglesa y la distribuyó
en aquella zona africana para el acceso a la Palabra de Dios de la gente más
pobre.
La historia de la
evangelización en la zona de Makwa, en la que trabajó Alapont, es, desde la
mitad del siglo XX, la historia de los misioneros españoles José García
(Garcigonza) y Alexandre Alapont. De hecho, la iglesia de la pequeña comunidad
de Chezya recibe el nombre de St. Alexander en recuerdo de la labor misionera y
evangelizadora de la P. Alapont, que trabajó allí desde 1957.
Hará unos diez años que Alexandre
había vuelto de Zimbabue para hacerse alguna compleja operación quirúrgica. Por
teléfono yo le aconsejaba que confiara en la voluntad de Dios para recuperarse.
Me contestaba: “Yo ya sé cuál es la voluntad de Dios: que vuelva a Zimbabue
cuanto antes”.
Pero no ha podido volver. El
sacerdote inglés Timothy Peacock, sucesor en Zimbabue de Alexandre Alapont, en
donde éste ejerció durante 51 años su labor evangelizadora, solicitó no hace
mucho alguna ayuda a la Fundación Ad Gentes del Arzobispado de Valencia para la
reconstrucción de una iglesia en la diócesis de Hwange. Precisamente, Alexandre Alapont fue profesor de
lengua africana de Timothy Peacock, el cual lleva la pastoral de una veintena
de capillas e iglesias, con 200 feligreses cada una, en donde permaneció e
impulsó la labor el misionero valenciano cuando éste tuvo que volver a España
por razones de salud. En
su viaje a Valencia, el misionero inglés ha estado acompañado por Alexandre
Alapont que se encuentra ya en Valencia desde hace varios años.
Por su parte, la Fundación Ad Gentes había ya colaborado con
anterioridad con Alexandre Alapont y la puesta en marcha en Zimbabue de otros
proyectos de reconstrucción de iglesias como el templo de Saint Alexander en
Chezya y la iglesia de Saint Andrew en Lubanda.
Vida Nueva Digital publicaba el 1 de agosto de 2008 la siguiente
entrevista al misionero Alapont:
- ¿Cuánto tiempo lleva en Zimbabue?
- Toda la vida. Me ordené sacerdote a los 23 años y ya me vine aquí.
Y así hasta ahora, que tengo ya 75 años.
-
Para usted Zimbabue es ya su casa,
¿no?
-
Aquí he vivido siempre y aquí quiero
morir. En el último año enfermé y he tenido que viajar a Valencia, de donde soy
originario. Pero ya estoy recuperado y vuelvo definitivamente. Sé que ése es el
destino que me ha marcado Dios para el fin de mis días. Además, estoy enamorado
de Zimbabue. He vivido con aquellos feligreses y me he metido en su piel. Por
eso, entre otras cosas, he traducido la Biblia y otros textos sagrados al
‘nambya’, una de las lenguas nativas.
-
¿Qué otras actividades conforman su
misión?
-
Ya es distinto, porque soy mayor. Pero
durante muchísimo tiempo estuve en la selva, viviendo el día a día con la
gente. Ahora estoy en la Casa de Acogida de Valencia, atendiendo a mis hermanos
sacerdotes.
-
¿Cómo es la situación en el país?
-
Sobre todo, con las últimas turbulencias
políticas… Es un caos absoluto, un desastre. Mugabe es un dictador que ha
destrozado el país. Falta de todo: gasolina, materiales para la construcción,
comida… Hay mucha hambre. Es terrible.
Como nota de la influencia de la labor misionera
de Alexandre Alapont, un grupo de amigos del pueblo valenciano de Cárcer
crearon el “Grup de Solidaritat amb el Tercer Món”, a raíz de la noche de la
Cena del Hambre, en 1992. También colaboran con ellos
mucha gente del pueblo vecino de Cotes. “Queríamos que nuestra ayuda - dicen los organizadores - fuese a un lugar
concreto y que siempre incidiese en esa comunidad o zona. No queríamos que
nuestra ayuda se diluyese entre tantos y tantos proyectos de Manos Unidas. La casualidad nos brindó la suerte de contactar con el
misionero valenciano Alexandre Alapont, que ejercía su ministerio entre los nambyas, tribu africana cercana a
las cataratas del rio Zambeze (Victoria Falls), en Zimbabue (antigua Rodesia). Este misionero
diocesano trabajaba en el distrito de Hwange desde hacía muchos años y tenía una
larga experiencia en proyectos de desarrollo. Los nambyas son la tribu más
pobre de las cuatro etnias que tiene el país, dedicada a la agricultura de
subsistencia. Una agricultura que normalmente queda destrozada por la sequía,
llevando a la gente al hambre de siempre”.
Su proyecto de ayuda cuajó en
varias escuelas en la región: En 1993 les llega la propuesta o proyecto de su
amigo Alexandre que consiste en la construcción de una escuela en Shashachunda,
en el distrito de Hwange. “Después de leer la propuesta y después de conocer el presupuesto - comentan
los miembros del “Grup de Solidaritat amb el Tercer Món” - que nos parecía un
poco excesivo para nuestras posibilidades, nos decidimos a llevarlo adelante en
un plazo de cuatro años. Para ello teníamos que captar socios que estuviesen de
acuerdo con nuestro proyecto y pasar por las casas del pueblo para informar a
la gente”.
Posteriormente se llevó a cabo el proyecto de la
creación de las Escuelas de Mashala, que
obtuvo la
concesión por parte del Ministerio de Educación del Premio a la Mejor Escuela
de Primaria de la región Matabeland Nord, en un área de extensión de 300 kms. El
siguiente proyecto fue el de la Escuelas Kasibo, luego el de las Escuelas
Dambwankulu… Y su sucesor Timothy Peacock continúa en Zimbabue la labor misionera,
pedagógica y social de nuestro querido Alapont.
Como anécdota curiosa, tengo que decir que en su
zona de misión Alapont recibió un día una llamada del Nuncio del Vaticano en
Zimbabue. Alexandre se puso nervioso y muy preocupado. “¿Será que quieren
hacerme obispo? - se decía así mismo - Aparta, Señor, de mi este cáliz”. Pero
se trataba de llevar un mensaje oral, exclusivamente oral, y lleno de
esperanza, de parte del propio Vaticano, a los misioneros encarcelados en
Mozambique, Martín y Alfonso Valverde: “Aguantad, que las conversaciones del
Vaticano con Lisboa están muy avanzadas, en breve seréis liberados”. La
entrevista del misionero con los encarcelados fue gracias a la influencia de
una religiosa con uno de los guardianes carceleros.
En L'Alcúdia, provincia de Valencia, encontramos hoy en día la calle
de Alexandre Alapont, un bonito homenaje a la persona nuestro amigo y querido
misionero del IEME.
Me ha emocionado leer el profundo compromiso misionero del Padre Alapont. Me da mucha tristeza que al parecer tenga que terminar sus días en España, cuando toda su alma quisiera estar y quedarse en Zimbabue. No estaría mal una colecta y regresarlo, en primera clase y con acompañante para que el viaje le sea leve, a la tierra por la que entregó su vida entera. El desarrollo de escuelas me parece una forma importantísima y muy concreta de contribuir al bienestar de los grupos más necesitados. Todo un ejemplo de vida que, sin duda, lo acerca a la santidad.
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