Alocución de Cirilo Orradre en la catedral de Pamplona

 

BODAS DE DIAMANTE SACERDOTALES

DE CUATRO MISIONEROS DEL IEME, EN PAMPLONA

(El pasado día 10 de mayo, festividad de san Juan de Ávila,

patrono del clero diocesano español)

Cirilo Orradre, en 2013

Amigos de la Familia IEME: Envío, el "speech" (así lo llama él) que pronunció Cirilo Orradre, misionero en Japón durante 60 años, en la celebración de San Juan de Ávila (el pasado día 10 de mayo), en la catedral de Pamplona, con ocasión de sus bodas de diamante sacerdotales, es decir, a los 60 años de su sacerdocio y de otros tres compañeros más. Sus otros compañeros, también de Pamplona, son: Alberto Áriz, José Antonio Izco, y Javier Vidán.

Después de la misa hubo un concierto. A continuación, Cirilo dirigió su alocución a todos los fieles.

   

Las bodas de diamante de nuestra ordenación presbiteral

 

 Soy Cirilo Orradre, y me han elegido para este speech porque soy uno de los pocos que, entre los compañeros, tenemos título. El mío es el de “Hortelano” Ayer plantamos toda la huerta del Seminario gracias a Mikel (Larrambebere) que vino con todos los seminaristas. Y yo, que soy el del Título, no hacía otra cosa que mandar.

Hoy os hablo representando a los que celebramos este año las bodas de diamante de nuestra ordenación (60 años). Y quiero agradecer a Dios todo lo que nos ha querido y nos ha guiado en estos 60 años, y agradecer también a tantas personas que nos han ayudado a lo largo de nuestra vida hasta el día de hoy. También pido perdón a Dios porque a veces no hemos sido auténticos discípulos del Señor.  

¡Cómo hemos disfrutado estos días con esa bonita parábola de la Viña…! A nuestra edad, no somos sarmientos secos, pero sí sarmientos podados. Experimentamos cómo estamos perdiendo facultades, pero los que tenemos fe, lo que decimos es que el Viñador nos está podando para nuestro propio bien y para que demos más fruto. Y, cada vez que el Señor nos poda, es un aviso que nos dice que el encuentro definitivo con Él no puede estar muy lejos. (Yo creo que, en todo caso, tendrá lugar dentro de los próximos 50 años). 

Sí, estamos perdiendo facultades: antes yo me acordaba de todo; ahora, de casi nada. Todos los años, en este día, veníamos disfrutando de la hermosa Naturaleza paseando por el parque de la Media Luna; hoy hemos venido a la catedral en taxi. Sin disfrutar de la Naturaleza y… pagando. Diez minutos buscando las gafas y… ¡anda, si las llevo puestas! Y así muchas experiencias parecidas. Nos está podando el Señor para nuestro bien y para que demos más fruto. A nuestra edad… ¿más fruto?

Estos días, meditando sobre la parábola, el Señor me ha abierto un poco los ojos. Y pensaba: de jóvenes hemos trabajado mucho, pero no todo era trigo limpio. Buscaba (yo al menos) recompensa y reconocimiento. “Yo, que estoy haciendo tanto por esta familia… algo ya caerá”.  “Mira qué cura tan bueno…” Hoy, que en lo escondido rezamos por esas personas, sabemos que es Dios el que lo hace. Ya no buscamos recompensas humanas (Bueno, algún bizcocho siempre cae, y algunas pastas de Japón llueven de vez en cuando, y ¡qué buenas son!) ni reconocimientos humanos. En lo escondido de mi habitación (cf. Mt.6,6), donde nadie nos ve… Por eso ahora el trigo es más limpio, más nítido, yunsui como decimos en japonés (¡qué palabra tan bonita!). Y lo es porque nace de la oración y de la contemplación, Y es Dios el que lo hace (cf. 1 Cor. 3,7).

Acabo con una pregunta (y es lo más decente que os voy a decir): ¿Tengo la fe y la valentía para decir al Viñador: ¡Gracias porque me estás podando!? Pues esta gracia voy a pedirla hoy para todos. Gracias.


Nuevos misioneros del IEME, en 1962. El primero, Alberto Áriz, el cuarto Jose Antonio Izco, 
el quinto Cirilo Orradre y el séptimo Francisco Javier Vidán.

 


Comentarios

  1. Alberto Ariz y Javier Vidán fueron nuestros profesores y formadores en Alzola. De Ariz recuerdo su seriedad como prefecto de disciplina y su fortaleza. Tengo muchas anécdotas que ilustran ambas cualidades. Como prefecto, me pilló muchas veces haciendo dibujos y escribiendo poemas en la hora de estudio. Una vez, leyó lo que había escrito y me llevó a la oficina del padre Larrañaga, donde tuve que demostrar que el poema era mio original, no copiado de ninguna fuente. Al parecer querían descubrir algún talento en mi. Luego, en Burgos, él estudiaba psicología en Madrid y se trajo a su clase para hacernos una serie de tests ( entre ellos el Roschard) y durante casi una semana fuimos conejillos de indias de aquel experimento universitario. Ya en Madrid, Ariz me sacó de algún aprieto viniendo a dar charlas de sexualidad en la academia para obreros/as adultos que teníamos en Valdezarza. El me indujo a leer el estudio de Master&Jonhson sobre sexualidad, y luego me regaló el de Kinnsey, que todavía conservo por ahí entre miles de libros. De su fortaleza basta recordar que es el único ser humano a quien he visto jugar a futbol de defensa, descalzo, y nevando. Sus patadones eran coces y sonaban como tales en esos balones de antes, de cuero crudo, embarrados y empapados por el aguanieve. Un roble, como indica su apellido, en todo el sentido de la palabra.

    De Javier Iván recuerdo su timidez y complejo por una temprana alopecia. Usaba un tratamiento que solo unos pocos privilegiados teníamos el "honor" de aplicarle. Eso indicaba una confianza extrema, que nos honraba mucho. Lo recuerdo pequeño, enjuto, y saltarín en el juego de pelota vasca, más mañoso que fuerte, pero duro de pelar. Fue director espiritual y recuerdo su apertura, su comprensión y sana empatía con aquella mara de muchachos inquietos que le tocamos en suerte.

    Ambos, Ariz y Vidán han sido muy importantes en la vida de muchos de nosotros. Les estaré siempre agradecido por lo que contribuyeron a nuestra formación humana y, de alguna manera, espiritual. Vayan a ellos mi abrazo fortísimo y agradecido y mi eterna gratitud por su papel en mi vida.

    Zorionak guraso maiteak, zure aholkuak eta adibideak jende ona egin gaituelako.

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  2. Haritza es ROBLE en Eusquera. Ariz supongo que viene de esa raíz, "castellanizado" en su sonido. Alberto Ariz es un roble, viejo ya supongo pero roble, fuerte como un roble, con corazón de arbol centenario. Un fortísimo abrazo. Ya no se hacen curas como esos de antes.

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  3. A los cuatro mi más sincera admiración. Cuando llegué a Burgos, en 3º de filosofía, ellos estaban en 4º de Teología. Eran para mi los 8 magníficos (pues ocho eran los que componían ese curso), humanos, acogedores, atentos, aguantando con una franca sonrisa a los novatos preguntones ¡Y eso que eran los mayores! (me decía yo, pensando que los mayores eran inasequibles, inabordables...en otras latitudes...Ya se me entiende, creo).
    Con el Padre Izco tuve mis discrepancias al año siguiente que lo tuve de profesor, sin que por ello dejase de reconocer su incondicional valía.
    Tuve en Alberto, tiempo después, un maestro del saber ser y saber estar que, al parecer no aproveché como hubiera sido deseable y la tarea que él me confió se ve que no la supe llevar a buen puerto. Llegar a su talla hubiera sido un logro extraordinario.
    Por lo demás, a los cuatro (y a los otros cuatro restantes) los sigo recordando y admirando profundamente. Fueron una auténtica manifestación de lo que yo entiendo que debe ser. Que vivan mucho tiempo y muy felices (los que aún viven), aunque la memoria vaya haciendo mutis poco a poco (como sugiere Cirilo).

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  4. De parte de Rafael Janín:
    Ya he visto, Ángel, que la pequeña pero sustanciosa alocución de Cirilo la has colgado en el blog. Hay un pequeño detalle del que probablemente tú también te habrás dado cuenta. Los ordenados en el año 1962 celebran sus 60 años de ordenación el año 2021.Las cuentas no salen, las matemáticas fallan. La explicación es sencilla: los que celebraron las bodas de diamante en la catedral eran los condiscípulos, algunos desde primero de latín, chiquillos de once años de edad. La mayoría, se ordenaron en 1961; los del IEME (supongo que los Padres Blancos también) se ordenaron un año más tarde a causa del "Año de Formación". A mí me pasó lo mismo, tanto en las bodas de plata como en las de oro. En mi caso, no por el año de formación. que, como creo que ya sabes, no lo hice más que en unos meses de verano, sino por el año que tuve que pasar en Alzola como diácono, cantando la canción italiana "Non ho l'etá" (No tengo la edad).

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  5. De parte de Gregorio Ferreras:
    Quisiera participar al homenaje a nuestros SENIORES, que según las palabras de S. Pablo "nada podrá separarlos del amor de Cristo".
    Personalmente no he conocido más que a Izco. Los otros tres, de oídas en Burgos , y ahora vuestros comentarios me los hacen cercanos y queridos.
    Así pues quiero hacer algún comentario respecto a José Antonio Izco, que, como algunos otros, tuve de profesor de Ha de la Iglesia en 1° de teología en Burgos. Sobre todo, tuve la suerte de convivir un tiempo y de estudiar con él en la Facultad de Teología de Lovaina. Quisiera resaltar su seriedad intelectual profesional y espiritual al mismo tiempo que... la palabra que me viene es su ternura humana y su mirada positiva hacia todo y hacia todos.
    Navarrico universal, siempre asceta, esteta y atleta, todo se aunaba en él según el adagio "mens sana in corpore sano".
    Era un buen obrero de Reino. Sin fanatismo. Así que, por ejemplo no desdeñaba la reconstituyente coca cola de las diez de la mañana entre dos clases. Nunca le conocí sin alguna actividad pastoral en la que siempre había homilias, chapurriadas si acaso, en el idioma de los destinatarios. ¡¡¡Tantas cosas!!!
    Termino con una anécdota, a propósito de su seriedad sin solemnidad: Izco vivía en el seminario de los Padres Blancos de Lovaina, y allí nos acogieron también a unos cuantos estudiantes; con frecuencia pasaba yo a darle "las buenas noches" a las 10. Izco estaba ya en la cama. Yo era más de estudiar(?) por la noche. Para él, no eran horas de "filosofar", y tan simple como firmemente me decía "márchate de aquí".
    Querido Izco, gracias por haber sido mi maestro sin solemnidad y a diario mi hermano mayor. Que tu reserva y tu pudor me permitan enviarte este abrazo público.
    Para todos los lectores, mi saludo más cordial; y a nuestros homenajeados les deseo la PAZ de Pascua y el FUEGO de Pentecostés para los tiempos de la última poda de la que habla Cirilo Orradre.
    (Gregorio) Agustín Ferreras

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