Jesús Torres, misionero en Mozambique
Jesús Torres Bravo:
SACERDOTE DIOCESANO “MISIONERO”
Así me gusta presentarme, porque son 3 claves que están en mi ADN, 3 claves que siempre han impulsado, y aún siguen impulsando, mi vida.
CRONOLOGIA: Nací el 26 de mayo de 1945 en Pinillos de Polendos, una aldea de Segovia. (Me gusta dar mucha importancia a “mi pequeño pueblo”).
En 1957, con mis 12 años, me acogió el Seminario Diocesano de Segovia, y en 1963, con mis 18 años, el Seminario Nacional de Misiones me recibió para cursar 2º de Filosofía. Eran los tiempos de Mons. Lecuona, PP. Cesar, Florentino, Eliseo, Navarro…y los profesores y formadores Mahamud, Morillas, Añoveros. Valdavida, Janín, Izco, Lerga … ¡Qué tiempos!
Me incorporé al IEME como miembro de por vida (¿Diciembre de 1969?), mediante el juramento perpetuo con la ordenación de subdiácono? Fui ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1970.
Por diferentes
circunstancias trabajé como sacerdote diocesano en mi diócesis de Segovia
durante 14 años y el día 1 de enero de 1985 me embarqué en Barajas rumbo a
Mozambique, donde viví y trabajé durante 27 años, hasta finales de 2011, en que
me reincorporé a mi Diócesis de Segovia. Aquí sigo prestando servicio en 4
pequeñas parroquias rurales.
DIOCESANO Y MISIONERO: Lo destaco por ser esta la “llamada” que, siempre e insistentemente, ha resonado en mí. Por ello a los 17 años decidí ir al Seminario Nacional de Misiones, y no a cualquier otro lugar o Instituto Misionero Religioso, pues, ya entonces, hice de la “Diocesaneidad” una cuestión fundamental a la que no quería renunciar. Esta opción me acompañó de una manera fundamental en mi trabajo, en la formación de sacerdotes diocesanos en Mozambique, como después explicaré.
También me aseguré de que con el IEME podría trabajar en África, porque (os podéis reír) de chaval me gustaba mucho mirar el mapa de África, y en los teatros me gustaba pintarme de “negro”.
Creo que escogí el lugar adecuado. Sí, desde el primer momento me di cuenta de que había acertado. Aquel Seminario de Misiones fue para mí una auténtica familia y una escuela de vida, donde tanto aprendí. Y fue, sobre todo, un “estilo de vida” lo que formadores y compañeros me contagiaron. En los 7 años que allí viví aprendí a “ser”: A ser persona, a ser libre, a ser creyente, a vivir la vida con respeto a todos, con amplitud de miras, con espíritu de servicio, sin barreras, ni fronteras… y a “optar por los pobres” ¡No exagero!.
MIS TRABAJOS:
Divido mis
trabajos en 2 grandes etapas, en Segovia y en Mozambique. Diferentes, pero
claramente complementarias.
En Segovia pasé 14 años
debido a una serie de circunstancias, la primera
fue la expulsión de los compañeros de Mozambique por el gobierno portugués
en el momento en que nos disponíamos a hacer el visado, y la segunda por mi implicación y compromiso en Segovia en aquellos exigentes
tiempos de la dictadura y de la transición.
No se enfrió mi
vocación misionera. Al contrario, conseguí contagiar a mis parroquias esa
vocación misionera, de tal forma que cuando llegó el momento de partir (1 de
enero de 1985) me despidieron diciendo: “No te vas, te enviamos, y no vas solo,
siempre estaremos contigo”. ¡Qué suerte he tenido! ¡Ha sido así! Y aún hoy
mantienen esa actitud misionera.
En Mozambique: 1/ LA
FORMACIÓN DE SACERDOTES DIOCESANOS MOZAMBIQUEÑOS EN EL SEMINARIO PROPEDÉUTICO
“BOM PASTOR” DE LA DIÓCESIS DE BEIRA.
Éste es, sin lugar
a dudas, el trabajo más significativo que he realizado y que ocupó 21 años, de los
27 años vividos en Mozambique. Los 8 primeros años como profesor y director
espiritual del Seminario, compaginando con el trabajo en las Parroquias de
Munhava y Sagrada Familia con Mateo y Rotellar, y los otros 13 como Rector del
Seminario y responsable de la Pastoral Vocacional de la Diócesis de Beira.
Cuando llegué a la
Diócesis de Beira sólo había 4 sacerdotes diocesanos (incluido el Obispo). El
resto de sacerdotes éramos extranjeros y sólo los del IEME éramos “sacerdotes
diocesanos”. El resto, “religiosos”.
El Obispo,
mozambiqueño, pidió mi colaboración en el Seminario, que fue abierto en el año
1985.
Acepté con mucho
gusto y consciente de que merecía la pena hacer todos los sacrificios por una
causa tan importante. El tiempo lo ha confirmado. Hoy hay más de 100 sacerdotes
diocesanos que pasaron por el Seminario Bom Pastor como alumnos míos durante
aquellos 21 años. Ellos son la señal del crecimiento y consolidación de la
Iglesia local, de cuya importancia intenté siempre mentalizarlos, “ganándome
enemistades” entre muchos Institutos Misioneros Religiosos, que en aquellos
años buscaban su sobrevivencia, “capturando vocaciones” a cualquier precio, sin
ver la importancia del clero diocesano.
2/
MISIÓN-PARROQUIA DE SABIÈ: ZONA RURAL (3.000 kms2) MUY ABANDONADA, AL
SUR DE MAPUTO EN LA FRONTERA CON AFRICA DEL SUR
Después de un año
sabático en España (1986) con estudios en el León XIII, regresé a Mozambique al
principio de 2007, yendo a vivir con Vicente Berenguer y Pepe Casas en Ressano
García, en la Diócesis y Provincia de Maputo.
Desde allí, en
conversaciones con el arzobispo de Maputo, decidimos asumir la Misión-Parroquia
de Sabiè (a 90 kms. de Ressano y de Maputo) y allí me trasladé para recuperar
las mínimas infraestructuras que nos permitiesen vivir y comenzar a trabajar.
El trabajo pastoral
en Sabiè, durante 5 año que allí viví y trabajé , estuvo centrado en la
recuperación de antiguas comunidades y creación de otras nuevas hasta un total
de 10.
Como parte también
del trabajo pastoral, y en el que más nos centramos con cada comunidad, cito la rehabilitación de las Escuelas de la
zona y la construcción de 10 Puestos de Salud, por ser esta la necesidad
más urgente, en coordinación con los Ministerios de Educación y Sanidad.
Destaco la manera como se hicieron estos
trabajos, con participación activa de cada comunidad, bajo la consigna: “NO HAY QUE HACER NADA PARA LA GENTE. HAY
QUE HACER TODO CON LA GENTE” (que colaboraban con su trabajo y con todo lo
que estaba a su alcance, como ya expliqué antes) y con la ayuda moral y
económica de las Parroquias de Segovia donde trabajé antes de ir a Mozambique.
Todos los
proyectos y trabajos los titulamos con el nombre de KUPFUNANA palabra, que en su lengua changana significa “AYUDARSE UNOS A OTROS”. Todos (negros
y blancos) tenemos que “ayudar y ser ayudados”, “todos enseñamos y todos
aprendemos”.
El proyecto KUPFUNANA continúa vigente. Se siguen
rehabilitando las Escuelas y haciendo el mantenimiento de los Puestos de Salud,
en coordinación con los respectivos Ministerios y con la participación presencial
de las comunidades y el apoyo económico y moral de las parroquias de Segovia y
de numerosas familias y personas. Allí hay un coordinador de los trabajos y
aquí yo coordino las ayudas. Una vez cada año suelo visitar los proyectos in
situ.
Ultima etapa: REGRESO A MI DIOCESIS DE SEGOVIA,
donde sigo prestando mis servicios en 4 parroquias rurales, como SACERDOTE DIOCESANO MISIONERO,
contagiando el mismo espíritu misionero, que el Papa Francisco nos pide: ser
parroquias samaritanas y MISIONERAS, pobres y para los pobres
CONCLUSIONES: África es un
continente maravilloso, pero muy desconocido, maltratado, infravalorado y
explotado. Quien conozca África estará de acuerdo conmigo en que es un
continente fascinante, envuelto en una especie de misterio y embrujo que te
atrae y te contagia su vida. Es muy difícil explicar cómo es África a quien
nunca estuvo allí.
Para conocer
África hay que verla, pisar en ella, tocarla, sentirla, respirarla y dejarse
sorprender.
Cuanto más se la conoce más se la quiere, y cuanto más se la quiere más profundamente se la descubre. ¡Hay que dejarse sorprender por África!
¿Y la Iglesia de África? Creo que tiene mucho que enseñarnos y darnos, especialmente a esta Iglesia envejecida de Europa. Su capacidad para celebrar el Misterio y la Fe es sorprendente e inagotable. Mucho tenemos que escucharla, contemplarla, admirarla y aprender de ella.
Para conocer África es necesario mirarla fijamente: África es Vida, Sentimiento, Expresión, ROSTROS.
Fui a África, a
Mozambique, atraído por el dicho: “LOS
POBRES OS EVANGELIZARÁN”
Efectivamente, LOS POBRES DE MOZAMBIQUE ME HAN EVANGELIZADO. GRACIAS.
PD:
Siento que no hayamos podido celebrar los 100 años de historia de manera más participativa,
compartida y festiva, como siempre ha sido el estilo del IEME.
Doy las gracias al IEME
por haberme servido de cauce y ayuda para realizar mi vocación de SACERDOTE DIOCESANO “MISIONERO”.
Querido Jesús
ResponderEliminarMe alegro mucho de ver este retazo biográfico, que compartí en Burgos desde octubre de 1964 a fines de 1966. Guardo excelente recuerdos de esa etapa, y de tu persona y amistad. Quizá idealice aquellos años, pero todo son buenos recuerdos...incluso cuando me casé en Plasencia en 1972 viniste a tocar en la misa, o eso recuerdo. Podríamos decir que tenemos toda la vida por delante
Un fuerte abrazo
Ricardo Robledo