José Luis Vélaz

Formador en Alzola y misionero en Brasil

José Luis Vélaz, en 1964,

cuando fue destinado a la misión de Marugame (Japón)

 

El día 3 de julio de 2013 nuestro compañero y amigo Miguel López del Bosque nos recordaba, en un correo electrónico, el fallecimiento de Luis Vélaz, hacía ya algunos años, en concreto, a primeros de octubre de 2009. Le llamaba la atención que en el día su fallecimiento no hubiera tenido el debido eco entre nosotros.

De hecho, la noticia que el mismo Miguel L. del Bosque nos facilitaba con fecha 22 de octubre de 2009 y que, aunque recogimos en nuestro libro “El Alma de los Amigos y Amigas de la Gran Familia IEME”, en el capítulo 9, nos pasó totalmente desapercibida, decía:

 

Estimado Ángel y demás amigos: Hemos vuelto del pueblo y hemos visto que nadie se ha hecho eco de la muerte de José Luis Vélaz (Josele), que tuvo lugar, creo, a principios de octubre. Yo tuve la suerte de conocerlo en el seminario, en el Colegio Mayor Vasco de Quiroga, donde compartí con él un tiempo para mí muy provechoso por lo mucho que de él aprendí y el espíritu de lucha que infundía. Después él se fue a Brasil lleno de ideas y de compromiso y yo me quedé en el seminario. Sé que trabajó y se entregó a una lucha en favor de los pobres, reivindicando igualdades y dignidad y "sufriendo persecución por la justicia", encajando y viviendo, junto con Carmina, su esposa, las bienaventuranzas a tope. Cuando se fue yo tuve la osadía de pintarlo como un "quijote" con una mochila llena para repartir y tuve la osadía de hacerle este retrato que te/os envío en este poema adjunto... "In memoriam". Un cordial saludo. 

 

Josele

In memoriam

 

 

Tengo un camino largo y la mochila,

unos pies fuertes para andar

y un corazón que siente y vibra

                               y ama…

                                         y va.

Tengo una vida gastada

y otra tengo por gastar;

mis zapatos ya están viejos…

                           pero ¿qué más da?

La ilusión (¡eso sí!) joven,

                           y el soñar…

Me cansé ya de cansarme,

                           me cansé;

tengo tanto y…¿para qué?

Ya no abundo,

            ya no tengo,

                      ya no sé.

Ya sólo siento que siento,

      que no he sido,

              que voy siendo

                    y

                    que seré. 

 

En esta foto (hacia  1964) los formadores que están sentados son, de izquierda a derecha: Jacinto Aguado, Félix Gorrindo, Luis Lezama, Eustaquio Larrañaga, Miguel San Sebastián (Sanke), José Luis Vélaz y Venancio Ortiz


De hecho, como decía yo más arriba, la noticia de su fallecimiento no tuvo eco entre nosotros en su día. Yo estimo que todavía, en aquel año, no había llegado a fraguarse tan profundo nuestro sentir y compartir la unidad de familia que posteriormente hemos ido adquiriendo.

Pedí yo entonces a Miguel L. del Bosque que nos ampliara algunos datos biográficos de Vélaz. Y me contestó:

Con mucho gusto, Ángel. Vélaz fue formador en Alzola y también en Madrid (junto con Áriz). Después marchó a Brasil, donde trabajó (con riesgo serio dado su compromiso sindical). Se secularizó después, pero siguió hasta el final en Brasil. A mí (durante el tiempo que estuve en el seminario con él, después de mi expulsión de Mozambique y en mi tiempo de formador) fue una de las personas que admiré y me impactó muy positivamente.

Recordarás que yo me quejé porque no le habían hecho ninguna mención en el IEME y que se recordaban a unos pero no a otros (Falleció antes que Marín y Madueño). De todas formas, bueno es que se entere la gente, aunque sea más tarde.

Por su parte, Marcos Porqueras amplió noticias de Vélaz: “Josele Vélaz fue uno de los formadores de los que disfruté cuando me incorporé al Seminario del IEME, el curso 73/74, en el Colegio Mayor Vasco de Quiroga de Madrid, junto a Alberto Áriz, Ángel Becerril, José Luis Ruiz (el Rubio), Vicente Berenguer, Miguel L. del Bosque, Victoriano Ruiz y Jesús Rodríguez. Fue el año de renovación de formadores y de preparación de la Asamblea de Ávila.  

Me acompañó en mis gestiones de matrícula en la Universidad de Comillas, y me apadrinó en mis primeras gestiones ante la burocracia. Le recuerdo grande, bonachón, riendo, con pinta de camionero, el cigarro entre los labios, aguantando las bromas de Andrés Gallego, Alija, Malaquías... Tenía una moto estilo Vespa (Lambretta, creo que se llamaba) a la que no ponía candado por si alguien la necesitaba. Estuve con él poco tiempo, un año, pero lo suficiente para tomarle cariño y sentir admiración por su persona.

La familia del IEME pierde hoy con él a uno de sus mejores miembros”.

 A su vez, Michel Azcueta comentaba:Bueno, Ángel... al igual que nos das muy buenas noticias, también nos mandas malas... como es este caso, aunque siempre con muy buenos recuerdos, especialmente de Alzola con el P. Veléaz... aunque no sabía que se había quedado en Brasil...
         Un abrazo y, sin que suene a una frase hecha, nos acompañamos en un sentimiento de fraternidad y agradecimiento”.

Miguel Ángel Alonso, desde Burgos, nos decía: Vélaz era un señor, con aire de despistado, pero buena persona desde los ojos de unos jóvenes inocentes, siempre haciendo cuentas para poder darnos a los chicos de Alzola las lentejas y los chicharros tan frescos de Motrico, que llegaban envueltos en aquellos helechos, tan verdes y extraños para la gente de la Meseta, que conservaban el pescado.

Era el Administrador-Ecónomo en Alzola, nos puso la primera televisión en blanco y negro, no sé si organizó lo de la antena en el monte, que supuso que tuviéramos que tender unos postes por el monte hasta el edificio del Seminario, etc. En fin, se ocupaba de todo lo material para que los demás viviéramos en un entorno acogedor, dentro de lo cabe.

¡Que la tierra le sea leve!”

Jesús Cembrero, desde Palencia, comentaba: “Quizás el recuerdo del P. Vélaz era uno de los más entrañables que tengo de Alzola. Era una excelente persona, buen profesor y buen ecónomo. Viajaba a Francia para comprar vasos de duralex, (por entonces una gran novedad, ya que no los había a este lado de la frontera de Irún).
        Recuerdo mucho a su sobrino, que vivía en Amara (Donosti), ya que él y yo éramos los únicos del seminario de Alzola, cuyas familias vivían en aquella bella ciudad.
       Creo que fue una gran pérdida para todos, pero especialmente para su familia”.

Marcelino Guerrero, desde Madrid: “Recuerdo a Vélaz en los años del fulgor en el ¨Vasco Quiroga", ya todos dispersos en Villamil, Saconia, Peñagrande, el siempre de sonrisa fácil y generosidad sin límites.

Un abrazo a sus seres queridos”.

Vicente Berenguer, desde Mozambique: “Trabajé con Vélaz, Áriz, José Luis Ruiz (el Rubio de Zimbabwe), en Madrid y más tarde se incorporó Del Bosque y yo regresé a Mozambique... Recuerdo su alegría, su naturalidad, su abertura... Yo, con el Grupo de Villamil (los Alijas les llamaba).

No puedo reproducir bien su imagen... se me que difuminada... ¿No tenéis una fotografía?”

José Antonio García, desde Córdoba: “Quiero expresaros mi solidaridad con la familia de Vélaz, a pesar de que haga ya cuatro años de su fallecimiento, y de todos sus amigos y compañeros. Una vida de entrega y servicio a los demás es digna de admiración y nos tiene que servir de aliciente, mientras seguimos aún en esta etapa terrenal de nuestra existencia”.

Antonio Ruiz, desde Burgos: “A mí me extrañaba ver la noticia del fallecimiento de Vélaz, porque siempre he creído que, casado en Brasil con una hermana de dos amigos míos de Burgos (hermano y hermana), apellidados San Eustaquio, ya se dio la noticia anteriormente; pero pensando que quizás no era ésta la persona a la que os referíais, no he querido meter la pata diciendo que ya había ocurrido este hecho hace un tiempo. Miguel me da la razón, si es el mismo Jose Luis Vélaz al que nos referimos. Por cierto, ha venido a Burgos a casa de sus cuñados en alguna ocasión, pero no he tenido la posibilidad de verle, primero porque no sabía que era familiar suyo y la última vez porque no estaba yo en Burgos”.

 

 

Esta foto-recordatorio de la ordenación sacerdotal de estos misioneros, la recibimos en su día de José Antonio Izquierdo

1ª fila (arriba): Eduardo Llobet, Ángel Arnaldos y José Luis Vélaz (solo de le ve la cabeza)

2ª fila (central): José Luis Gómez Barona, Pepe Muñoz y Emilio Gil Pellejero.

3ª fila: (abajo): José Luis Ruiz Hernández, Carlos Omeñaca, Fausto Franco, Pepe Leal y José María Videgain.

Es el mismo orden de los de la foto de la derecha. 1960 y 50 años después. 

 Nos ordenamos el día 10 de julio. Nos ordenó Monseñor Leguina. Han fallecido cuatro: Omeñaca, Vélaz, Pepe Leal y Videgain. Nos secularizamos 3: Llobet, Vélaz y un servidor. 

 

 

 

 

 

Comentarios

  1. Paco Catalán Murciano comenta:

    JOSÉ LUIS VELAZ “JOSELE”

    Amigo Ángel: Te quería enviar algunos recuerdos y reflexiones que tengo de Josele, a quien efectivamente, como dijo Miguel del Bosque, no hicimos suficiente justicia cuando falleció.
    No tuve mucha relación con él y además mi memoria falla, pero sí recuerdo bien que la que tuve fue de calidad. A mí Josele me impactó siempre por su compromiso, su interés e inteligencia al abordar cualquier problema. Estuve con él en la Asamblea de Ávila, -creo que no me confundo- impregnados de idealismo hasta le exceso, pero trabajamos mucho intentando abrir nuevos caminos para el seminario y la reflexión. Siempre cordial, siempre atento, siempre motivado, siempre dispuesto. Era un excelente compañero.
    Volví a estar con él en Brasil, en una visita que hice a Bahía. Me enseñó las gentes con las que convivía y trabajaba; hablamos de política, del Brasil y su apuesta por el PT de Lula, de sus aspiraciones a mejorar la vida de los campesinos. Quedaba claro su compromiso y fidelidad a los más pobres.
    Sé que se casó y trabajó creo que en Sao Paulo. Para mí sigue siendo aquél compañero amable, con el cigarro en los labios, simpático y agudo, con un excelente sentido crítico y los pies en la tierra. Descansa en paz, querido Josele, y gracias por haberte conocido.
    Paco Catalán

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