Josu Lezama, formador en Alzola
Josu Lezama
Formador en Alzola
De Josu Lezama
guardan excelente recuerdo todos los que pasaron por Alzola. Yo tuve la suerte
de conocerlo en Burgos unos meses, le veía por los patios, siempre con un libro
en la mano, aprendí algo de euskera con él (por cierto, se admiraba de mi
excelente pronunciación de las zetas y las tx, nunca le dije que era porque yo
tenía buenos conocimientos el catalán). Me asombraba su gran cultura, llegaba a
distinguir en el vasco las palabras de origen celta y las de origen ibero. Lo
recuerdo como un hombre muy abierto mentalmente.
La última vez que le vi fue en nuestro primer reencuentro, allá por los años 90, en un restaurante de Aranda de Duero, en el que quedamos a comer Cándido Palacios, Ferreiro, Eugenio, Morillas, Bernardo, etc., con nuestras mujeres. Posteriormente me dijeron que vivía en Canarias y poco después falleció.
Bueno, pues Lezama pintó este excelente cuadro de los formadores de Alzola. Nos lo remitió Pasqual Usó, que vive en Valencia, el 30 de diciembre de 2013. Me decía:
“Amigo
Angel, aquí te adjunto una pequeña joya que, pintada al fresco de 3 x 2´50 m.
llenaba totalmente el lateral del “cuarto de los curas” de Alzola. Reenvíala,
por favor, al personal, que la recordarán con cariño. A este lugar le
concedíamos el estatus de “Sancta Santorum” de los superiores del semillero
menor. De este cuartito de 3 x 3 x 2´50 m. salían, siempre, bocanadas de humo
denso por la rendija de la puerta, entreabierta para no asfixiarse los
superiores, y gritos explosivos y risas burlonas al ritmo del perder o ganar en
una partida de póker o mus.
Por
efecto del lugar, fuera, estaba siempre más nublado que dentro del cuartito (a
pesar de humo de los celtas cortos y la pipa de Vélaz). Por eso aquí, con
preferencia, se explayaba el clero, más que en los frontones (que era cosa de
Ariz, por función de su cargo)
Esta es otra obra de arte de D. Josu Lezama (vasco él, de Orduña) en la que pinta a los acompañantes de su sueño en la composición. Como detalle decir, que la tarima del dibujo era continuación de la tarima real del suelo del cuartito. Hay que sumarlo a los dibujos del librito de cantos que aportó Kintxo (ahora no le cambio ya el nombre) Ormazábal.
Habría
que identificar a los participantes en la timba. Deberían estar S. Sebastián,
Vélaz, Aguado… No sé a quién pinta con el Rey. ¿Alguien lo sabe? Su
autorretrato aparece en el rincón derecho, según se mira.
Al final de los tiempos él se borró, dejando un manchurrón, como consecuencia de un comentario sobre su autorretrato, que no le sentó bien. Hay que imaginarlo en colores vivos de póker (o de parchís). El resultado en blanco y negro es el propio de la técnica fotográfica de la época. ¡Que lo disfruten los nuevos propietarios!
En esta foto, los formadores que están sentados son, de izquierda a derecha: Jacinto Aguado, Félix Gorrindo, Josu Lezama, Eustaquio Larrañaga, Miguel San Sebastián (Sanke), José Luis Vélaz y Venancio Ortiz
A su vez, el 19 de julio de 2013 Jokin Ormazábal, desde Irún, Guipúzcoa, nos enviaba este mensaje:
“Amigos, os envío escaneado el Cancionero de
Lezama, de Alzola. La tinta de la multicopista aguanta menos que las fotocopias
de ahora, pero tienen mérito sus 50 añitos. Un brindis para los nostálgicos,
Hablando de la Semana Santa en Alzola, y al
hilo de los comentarios de Pasqual Usó, recuerdo que el P. Ariz me castigó en una
Semana Santa a quedarme… Usó tiene una memoria precisa, yo no llego a tanto.
Y ya puestos, quiero recordar al P. Gorrindo,
profesor de Geografía en primero y segundo cursos, con su pedagogía memorística
en esta materia. Sus vueltas a España en primero y su “Tour” en segundo, aún los
recuerdo con agrado, eran memorables. Y los afluentes de los ríos de España,
del Duero y del Guadiana, por ejemplo… Cambiaba el orden para memorizarlos mejor:
Arlanza, Arlanzón, Pisuerga, Esgueva, Carrión… y así sucesivamente. Si lee este
correo, podré recitarle los restantes.
Y recuerdo al P. Ónega, con quien aprendimos
Historia del Arte en quinto curso, en vivo y en directo, en aquella memorable excursión
a Lekeitio, viendo su iglesia gótica, con visita a la isla de los piratas, con
marea baja. ¿Y qué pasó con marea alta? Gamero puede contarla leyenda (el agua
se llevó nuestras ropas).
Y muchos más recuerdos, pero siento cierto
pudor porque no pensaba yo que a estas alturas todo esto fuera importante. Por
cierto, ahora me llamo Yokin, pero que sepáis que el nombre de Kintxo me lo
puso Ariz
Un recuerdo cariñoso a todos ellos”.
El 31 de diciembre de ese mismo año (2013) Antonio Ónega nos reenviaba “el cuadro famoso de Lezama”. Y decía: “Yo no estoy en el cuadro, pero fui uno de los que llegaron después a Alzola. Según me han dicho el Rey es Mons. Lecuona. A propósito, recuerdo a Usó (buen muchacho). Antonio Ónega Pacín
Finalmente, el 21 de abril de este mismo año (2021), Rafael Janín, comentando la reseña de Aventino Fernández en nuestro blog, nos decía:
“Lezama era el administrador de Alzola; yo, todavía diácono,
director espiritual; y el Hno. José María Torti Soriano, cocinero, enfermero y
todo lo demás que hiciera falta. Lezama y yo éramos profesores. Y los primeros
alumnos fueron seis de los que recuerdo a Lizarralde y a Perpiñá; había, creo,
un navarro que a lo mejor se llamaba Mauleón. Yo no duré más que ese año,
porque después fuí ordenado presbítero y me mandaron a estudiar a Roma.
A Lezama lo conocí el año 1953 cuando yo fui a Comillas. Él era
comillés desde muchos años antes, lo mismo que Luis Ródenas. Los tres, del
mismo curso, ingresamos al mismo tiempo en Burgos en 1955, a tercero de
teología. Me acuerdo de que, cuando se iban a ordenar presbíteros mis
compañeros, quedándome yo rezagado puesto que no tenía más que 22 años, Lezama
y yo estuvimos diseñando cómo quería él que fuese su casulla, no como las
nuevas amplias pero sin estilo, mucho menos como aquellas “guitarras”, pero sí
como las de las viejas miniaturas o mosaicos de la edad media.
A la hora de los destinos, con los "picores" de los que
hablaba Barrachina, resultó que de los de nuestro curso dos íbamos a ir al
recién creado Seminario Menor de Alzola, seguro que por ser él vasco y yo
navarro, pues entonces entró en vigor aquella figura extrañísima que se inventó
para intentar contrapesar a las misiones diocesanas vascas, y que se llamó la
Provincia Vasconavarra del IEME. (Los de mi generación se acordarán de aquel
Credo, algo irreverente que empezaba: "Creo en el César todopoderoso,
creador del IEME y sus provincias"). Lezama, en Alzola, pudo hacer rendir sus
inmensas dotes pedagógicas con aquellos muchachos. Recuerdo de él su admiración
por la Grecia clásica, su arte para la pintura.
A propósito de la pintura, dos anécdotas, una anterior a Alzola, la
otra posterior. Siendo nosotros aún seminaristas se encargó de pintar las
decoraciones para la representación teatral de "Pastoral de Navidad"
del sacerdote y escritor navarro Javier Vallejos, y yo fui su ayudante. Cómo
serían de bonitas que, cuando se levantó el telón y antes de que ningún actor
comenzase a intervenir, sonó un gran aplauso de los asistentes.
Segunda anécdota, Lezama, ya vuelto de la Misión y destinado a
pasar un tiempo en Burgos junto con los "superiores": Él decoró y
pintó las paredes de "Casa Juan", la habitación donde nos reuníamos
los profesores jóvenes y que tomó su nombre de Juan Villescas. Un día el Padre
Florentino Valdavida apareció por allí y, no recuerdo quién pero no fue Lezama,
le dijo: Ud. aquí no pinta nada. A lo que él respondió: Y vosotros el único
sitio donde pintáis es éste”.
Comentario que nos envía Venancio Ortíz, recordando a Josu Lezama:
ResponderEliminar"Fue mi mejor amigo en el seminario de Alzola, un extraordinario compañero. Vivimos 4 años juntos en Alzola, fenomenal. En Colombia lo hizo muy bien. Era un gran pintor, excelente. Se dedico en Bogotá a pintar para poder comer. Y contrajo matrimonio con una mujer extraordinaria y ambos trabajaron en África tuvieron. Dos hijos y la mujer murió. Él vino a España y trabajó en Euskadi. Dominaba unos cuantos idiomas. Yo conozco muy bien su vida. FUE UN GRAN HOMBRE".