Luis Arocena, misionero en América

 

Luis Arocena Pildain

Misionero en Colombia, Perú, Costa Rica y Panamá


Luis Arocena Pildáin nació en el País Vasco en 1930. Misionero a lo largo de 48 años, recorrió las zonas misioneras de Colombia, Perú, Costa Rica y Panamá. Fue capellán del Hogar de Ancianos de Piedades, de Santa Ana, en San José (Costa Rica). Fue también capellán a durante 16 años en la isla penal de San Lucas (Costa Rica).

Falleció en Costa Rica en noviembre de 2018. Vivió allí con José Luis Gómez Barona y con Antonio Ónega. En Costa Rica queda en esa casa solo José Luis (Pepelucho) Gómez Barona y en otro lugar, con una familia, Pepe García Canto, que fue misionero en Costa Rica y pasó a Nicaragua antes de jubilarse y volver de nuevo a Costa Rica. 

El Diario Vasco del viernes, 16 noviembre de 2018, en la sección dedicada al pueblo de Urretxu, publicaba la siguiente noticia:Fallece en Costa Rica el sacerdote urretxuarra Luis Arocena Pildain. El pasado día 14 falleció en San José (Costa Rica) a los ochenta y ocho años de edad, el conocido sacerdote urretxuano Luis Arocena Pildain (q.e.p.d.), que durante más de 60 años ejerció su ministerio sacerdotal por tierras de Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica.

Según reza su presentación en el colectivo manos Obreras del Padre Pío «llegó a tierras de América procedente de España nuestro amigo Padre Luis. Misionero diocesano, amante de la Virgen del Rosario y también de Padre Pío. Hoy día residía en el asilo de Piedades y seguía guiando espiritualmente a sus conciudadanos con sabiduría y amor». Sirvan estas líneas para dar noticia del fallecimiento y sumarnos a la condolencia para con su familia en Urretxu. Goian bego”.

 

Venancio Ortiz, acerca de Luis Arocena, me comenta:

"Tantas cosas podría decirte sobre él… Que fue: como sacerdote, ejemplar; como compañero, muy bueno; y como amigo, excelente. Su valía no fue del todo considerada, no en vano era vasco. Un grupo habíamos hecho antes juntos un año de formación en el IEME, con el P. Eliseo Quintana.

Trabajé con Luis en Colombia, Perú, Costa Rica y Panamá y fue un excelente predicador, defensor de los pobres, vivió la pobreza extrema en barridas humildes de aquellos países.

Después de sus cuatro años en Alzola, Venancio fue a Colombia, donde estaban Santiago Tortosa, Antonio Ónega, Luis Arocena y alguno más. Varios fueron expulsados por el obispo de la zona colombiana en la que trabajaban (junto con Cirilo Terrón y Manuel Mandianes) en la defensa de los más desfavorecidos. Algunos de ellos piden ser admitidos en Perú, donde hacen, junto con un numeroso grupo de sacerdotes españoles, un curso acelerado de Teología de la Liberación con Guillermo Múgica y Gustavo Gutiérrez.

Santiago Tortosa, José Luis Gómez Barona, Luis Arocena, Venancio Ortiz, Antonio Ónega y alguno más piden ser enviados a Costa Rica. Allí, viendo sus sistemas pastorales comprometidos con los más desfavorecidos, son “castigados” por las autoridades enviándolos a Punta Arenas, la zona más pobre del país, en la esperanza de que se agoten y decidan marcharse. Pero en esa zona precisamente es donde todos ellos hacen la mejor obra pastoral y social que podría imaginarse. El obispo Morera los apoya totalmente...”

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          Luis Arocena publicó estos cuatro libros, que me prestó José María Rojo, cuando fue Director General del IEME. Creo que deben conservar allí algún ejemplar de cada uno de ellos. Pero francamente son difíciles de conseguir.

  


 “Ollas de ñanga”. Editorial UCR, 2009. “Es un intento de representar en blanco y negro la realidad de los sectores marginados y excluidos, expresada por sus propios protagonistas y desde sus propios charcos” (texto de la contraportada). He tenido la tentación de imitar a los “buzos” y tratar de separar los valores inmersos en la cultura “del barro podrido”. He optado por invitar al paciente lector a visitar la “Ñanga” y darle la oportunidad, – ¿y la sorpresa? – de que él mismo vaya descubriendo la veta buena de las reservas espirituales de los “ñangueros”.

 

 


“Fantasmas en la tercera edad. Reflexiones para adultos y mayores”. Editorial UCR, 2016. Fantasmas en la tercera edad se ha escrito pensando en los ancianos que han optado por la vida y no han caído en la trampa de “morir” anticipadamente envueltos en una nube que destila autocompasión y lástima depresiva.


 

 

“Gotas de espiritualidad”. Ruah Comunicaciones, San José (Costa Rica), 2017. Es una guía de espiritualidad destinada a los lectores de los sectores populares de la sociedad.

 


 

“Huellas del Reino. Puntos de meditación inspirados en Mons. Romero para cristianos con vocación de… ¡profetas!”. Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2006 Los espacios de reflexión que nos propone “Huellas del Reino” no intentan marcar nuestro camino. Son llamadas a la conciencia; simples interpelaciones. Su lectura, reflexión, interiorización, diálogo con Dios y con la propia conciencia y la toma de decisiones coherentes y firmes, dependerá de la sensibilidad y de la libre responsabilidad del que medita.

 

 

 

Luis Arocena en los últimos años de su vida

 

 

 

 

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