José Luis Gómez Barona, misionero en América

 

 José Luis Gómez Barona

Misionero en Colombia, Costa Rica, Perú y Panamá 

Me pongo en contacto con Losé Luis Gómez Barona para pedirle algunos datos de su andar misionero para subirlo a nuestro blog y me contesta:

 Me gusta el riesgo, la novedad y la aventura.  Desde la curiosidad y la sorpresa la providencia guió mis pasos desde el Seminario Menor de Burgos al Seminario de Misiones.

Me agradó la rica diversidad, la fraternidad y el compañerismo que allí existía.

Con mis 11 compañeros recibí la Ordenación Sacerdotal de Mons. Lecuona el 10 de Julio de 1960:  Angel Arnaldos, Fausto Franco, Emilio Gil Pellejero, José Luis Gómez Barona, Jose Leal, Eduardo Llobet, Jose Muñoz, Alfonso Carlos Omeñaca, Jose Luis Ruiz, Jose María Videgain y Jose Luis Vélaz.

En febrero de 1961 llegué con Emilio Gil Pellejero al Vicariato Apostólico del San Jorge, Departamento de Bolívar, Colombia, y Ayapel fue mi primer lugar de trabajo con el P. Vicente Ruiz como guía. En Colombia estuve hasta 1971 pasando por San Martin de Loba, Simiti, Rioviejo, Morales, Sucre. 


ETAPAS RECORRIDAS 

1. En el vicariato Apostólico del San Jorge, Colombia. Activar la vida religiosa, la educación y promover la ayuda los más necesitados era la meta. 

Me impactaron mucho las condiciones de vida de los sectores más populares. Fui descubriendo que el trabajo no era la fuente de la riqueza. Los que más trabajaban no eran los más acomodados.

Me sentía mejor entre las personas más humildes. ¿No estaba colaborando a mantener esa situación? ¿Bastaba con identificarme con ellos? Dudas y sospechas no resueltas. 

2. Traslado a Ica, Perú, en 1971. Viaje con Manuel Julián Blas y Emilio Gil Pellejero. Allí nos esperaban Guillermo Mujica M. y Antonio López S. Más adelante llegaron Jose Gajate, Venancio Ortiz, y Maximino Barrero. Me encomendaron trabajar en los ¨Pueblos Jóvenes¨, la periferia.

Medellín nos ofrecía las armas para abrir los ojos y luchar por la dignificación y derechos desconocidos de los explotados. Traté de estar con ellos, vivir cerca de ellos y como ellos.  No fue fácil. Representaba a una Iglesia que había colaborado con la opresión y la marginación que sufrían. La identificaban con los latifundistas ¨gamonales¨ les decían. Sentí cercana la indiferencia y hasta el desprecio. Tuve ocasión de manifestarme y decantarme con sus luchas e intereses.

Experimenté un cambio de mentalidad. Una conversión nada fácil, llena de dudas y oscuridad, a veces.

La reflexión en grupo me ayudó mucho a descubrir ¨un pueblo creyente y explotado¨ El contacto con los cursillos de Onis en Lima con Gustavo Gutiérrez y su equipo esclarecieron mis dudas de cara a un compromiso más decisivo y eficaz. Había que luchar con ellos, a su lado, no por y para ellos. No era la violencia activa el camino, sino la toma de conciencia y formación de los marginados y explotados y ahí yo, como sacerdote, tenía una plataforma y un espacio importante.

Al final logré la aceptación, pero esa tensión y las privaciones afectaron muy seriamente a mi salud. Tuve que regresar a España para curar mis úlceras de estómago en mayo de 1978.

 

Grupo IEME en América

3. Durante año y medio estuve en la Parroquia Ntra. Sra. de las Cruces, junto a Cuatro Caminos, en Madrid, trabajando con jóvenes. grupos de reflexión y Cáritas. Fui compañero de Celestino Mendieta, Pbro. Me ofrecieron otros puestos y responsabilidades en Madrid, que rechacé. Había aceptado trabajar en Madrid con la condición de que, una vez curado, regresara a misiones. 

4. Me vine a Costa Rica con Venancio Ortiz.  A mí me integraron en el equipo de Puntarenas en El Roble y Barranca, donde ya estaban Antonio Ónega, Luis Arocena y Santiago Tortosa, además de dos compañeros de acá: Edwin Baltodano y Jose Herrera. Terminé en Barranca, zona periférica de Puntarenas. Continue el trabajo iniciado por Santiago de las CEBs en los diversos barrios y sectores. Crecimiento y compromiso desde la fe eran las metas. Acompañaba las invasiones de ¨precaristas¨ y las movilizaciones reivindicativas. Nos reuníamos cada comunidad una tarde cada día de la semana, nos informábamos de la situación, la analizábamos a la luz de la Palabra de Dios, sacábamos las conclusiones y compromisos que juzgábamos necesarios y posibles. Pase 11 años. Nos dimos cuenta de que nuestra presencia en Costa Rica ya no era indispensable. Había suficientes sacerdotes ticos. 

5. Nueva etapa misionera: Panamá. De la diócesis Misionera de Colon Kuna Yala llegaron unos Claretianos. Necesitaban Sacerdotes Diocesanos para organizar Parroquias viviendo con la gente y no en conventos y para suscitar vocaciones para la Diócesis.

Con Santiago Tortosa y otros misioneros

Iniciamos la Parroquia como comunidad de Comunidades (CEBs) con una coordinación común. A mí me insinuaron que me situara en la zona de expansión de Colon, sin infraestructura alguna. Estuve en la Parroquia de San Vicente de Paul con Santiago Tortosa. Después, en San Judas Tadeo con Félix María Murillo y al final con Marcelino Mozo Peña, un tiempo ya final. También por insistencia del Obispo Ariz me toco asumir como Vicario de Pastoral por unos años. Hasta que me vine a Piedades de Santa Ana 2004 con Epifanio Hernández.

 

6. Acá, en Piedades de Santa Ana estaban Epifanio Hernández y Luis Arocena. Unos años después se nos unió Antonio Onega. Procuré ayudar donde y como se me requería. Estaba ocupado, pero no “preocupado”. Me siento aceptado y aun útil en “consejería” y acompañamiento y otras tareas auxiliares a petición de los párrocos.

La Dirección General me insinuó la posibilidad de organizar en Costa Rica un encuentro de todos los compañeros que trabajan en América en enero de 2019. Con la ayuda invaluable de Héctor Almendrales y varias personas cercanas se pudo llevar a cabo. 

Tengo mucho que agradecer al Señor que me ha permitido trabajar en la construcción del Reino.  

Foto enviada por Pepe Muñoz

Misioneros ordenados en 1960 y 50 años después.

1ª fila (arriba): Eduardo Llobet, Ángel Arnaldos y José Luis Vélaz (solo de le ve la cabeza)

2ª fila (central): José Luis Gómez Barona, Pepe Muñoz y Emilio Gil Pellejero.

3ª fila: (abajo): José Luis Ruiz Hernández, Carlos Omeñaca, Fausto Franco, Pepe Leal y José María Videgain.

Es el mismo orden de los de la foto de la derecha. 1960 y 50 años después.  Nos ordenamos el día 10 de julio. Nos ordenó Monseñor Leguina. Han fallecido 4: Omeñaca, Velaz, Pepe Leal y Videgain. Nos secularizamos 3: Llovet, Velaz y un servidor. 

 

 

 

 

 

 

 

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